Escribir de Tarifa a estas alturas no te creas que me resulta sencillo. Hay muchos momentos unidos a esa ciudad al sur del sur.
Siempre quise escribir una canción que respirase a Tarifa. Esta pequeña historia de Juliana la escribí en Santa Coloma de Queralt donde le dí los últimos brochazos de grasa a los molinos de viento.
El estribillo y alguna pequeña estrofa nacieron en Tarifa. Mi amiga María explicaba una receta y llegó a ese punto donde dijo “…y lo cortas en juliana, a tiritas”. Ahí hay una canción me dije.

Pero las musas aún llamando a su puerta con insistencia no vienen siempre que tú quieres y aquel título y estribillo tuvieron que descansar en un rinconcito de la memoria hasta que puede echarle coraje y desgranar una historia para Juliana.
En alguna ocasión he hecho alguna canción para un personaje mezcla de ficción y realidad. En este caso quise colocarle el nombre de Juliana a una muchacha que pasada la Puerta de Jerez más allá de las doce de la noche me ofrecía con insistencia y simpatía su catálogo de productos fumables. Tenía esa chinita en la mirada de quien fue hermosa y a quien le está arrollando el tren de la vida. Para ella es Juliana Tirita.

Cuando comienzo a componer una canción suelo grabar un primer esquema en el ordenador. Para Juliana tenía claro que su velocidad tenía que estar por debajo de los 100 BPM. ¿Qué es BPM? Beats por minuto. Escucha cualquier canción, deja que tu pie siga el ritmo golpeando el suelo. Cuenta los golpes que has dado en un minuto. Eso es el BPM. No sufras, hay máneras más sencillas de hacerlo como por ejemplo aquí. Juliana va a 96 BPM en la maqueta.
La maqueta de esta canción la hice en Santa Coloma de Queralt. Allí estaba solo y con contadísimas amistades, con lo que cuando no trabajaba en los molinos estaba dándole forma a nuevas canciones. Esta fue de las primeras que surgieron.
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Tiempo después cuando le daba forma a “Daños Colaterales” entré en contacto con Pedro Pimentel, productor de El Canijo de Jerez. Hicimos buenas migas en Dos Hermanas, Sevilla. Fuimos coincidiendo en más ocasiones, hasta que con toda naturalidad un día me dijo que no le importaría ayudarme con alguna canción. Menudo regalo primo. Pedro y sus músicos habituales le han dado forma a tres canciones. Nunca han visto la luz. De hecho no las hemos acabado. Pero déjame que te muestre unos retazos de por donde está Pedro llevándo a pasear a Juliana.
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Para mí Juliana no puede faltar en el nuevo disco. Pedro la llama con mucho cariño “la joyita”. Vamos a ver si le echamos arte y la dejamos bien bonita. En los pequeños conciertos nunca falta nuestra Juliana y ultimamente a unos incorregibles le ha dado por ponerla a liar cigarritos con el fulano ese de “Knock-knock-knockin’ on heaven’s door “. Al final todos venimos de ahí.