Cuando en la primavera de 2013 hice una visita a Santa Coloma tuve la suerte de acceder a una sesión de estudio en el Molinet.
Mi gran hermano Raúl Márquez ponía su arte y sus guitarras en el nuevo disco que Saudade estaba gestando. A los mandos de la máquina Marc Ferrando dirigía con su juventud insultante y su madurez creativa. Joaky asistía maravillado a las variaciones que Raúl y Marc imprimían a sus tonadas.

En una esquinita en el mayor de los silencios y los respetos contemplaba el enorme crecimiento que estos artistas habían interiorizado en mi ausencia sureña. Ver a Raúl pidiendo a Marc “una toma más-vamos a doblar” es un espectáculo envidiable de degustar en la mejor de las cocinas para paellas musicales. El Molinet.

Tuve el privilegio de escuchar muchas de las piezas que incluye el disco “Cromáticos” en esa sesión en el Moli. Escucharlas sin mezclar, con la campana del metrónomo que nos pone calentitos a los artistas. Fue el lujo que me regalaron mis amigos de Saudade. “Yo me quedo en el camino” se me clavó aquel día y hoy sigue siendo mi favorita.


Esa bendita noche algo me volvió a circular por las venas. Las ganas de emborronar papeles, de pelear acordes, de perpetrar pistas en el secuenciador y de volver a emocionarme haciendo canciones. Mi juego favorito me volvía a llamar. Sin gritos, con cariño, sabiendo que un buen paréntesis tiene su signo de abertura y su signo de cierre.
Aquella noche de regreso empecé a componer una primera canción a las que han seguido otras tantas. Guardo a día de hoy en mi vieja cafetera informática un buen ramillete de coplillas que bien podrían hermanarse bajo un paragüas en forma de nuevo disco. Son mis Daños Colaterales. Los que me han servido de muletas para caminar en esta senda penínsular de sures y nortes. Los que voy perfilando entre paseos a la plaza del reloj. Los que vuelvo a repasar en mis horas de carretera. Un día de estos, seguro, serán para ustedes.


Aquella noche en el Molinet active mis resortes y desenpolvé mi guitarra. Cuando el Sonar se me vuelve antipático y mi voz está en horas bajas, me doy un paseo desde el Fondo a Santa Rosa y me doy una vueltecita por el Molinet. Un cigarrito con Victor y tener el lujo que Marc me deje sentarme a su vera-verita a contemplar como se trabaja cualquiera de las buenas producciones que siempre tiene entre manos me vuelve a regalar la sensación de aquella noche de primavera que volvió a llenar mi cabeza de pajaritos y pajarracos. Gracias por vuestro cariño maestros de la Paella.
Para los que no conozcáis a Saudade os invito a escuchar “Yo me quedo en el camino” es mi canción favorita de esta banda que hace de la palabra arte y de la música bandera.
Gracias Saudade (Joaky, Iván, Raúl, Kike, Marc, Rafa y Victor) por vuestra energía cromática y contagiosa.