Colaboraciones musicales iluminadas. Actrices en estado de gracia. Actores divertidos y provocadores. Un patio de butacas calentito y dispuesto a disfrutar del espectáculo. Con estos ingredientes se hace un buen puchero. Nosotros lo intentamos.
Las dos últimas funciones que hemos hecho de “Conversaciones con un Cantamañanas” ya tienen reservado un trocito de mi corazón. ¡Pero qué bien lo he pasado! Las tardes que representamos el Cantamañanas son un Carnaval. Un Carnaval de los buenos. Nos vemos un par de horas antes del inicio de la función, se monta el decorado, empieza un desfilar de personal y se suceden pequeños ensayos de escenas donde los músicos invitados juegan con nosotros a eso del teatro mientras nos echamos unas risas entre cante, cervecita y gag.
No faltan nunca unas pruebas de la canciónes que se comparten con los distintos músicos invitados. ¿O acaso conocen a algún músico que no quiera que su canción quede perfecta? Los invitados musicales que vienen a “Conversaciones con un Cantamañanas” reúnen dos condiciones: Por un lado admiro su trabajo artístico y por otro tengo con ellos una especial complicidad personal y artística.
Con todas estas pruebas con los artistas invitados y las últimas pinceladas a las escenas con los actores y actrices el tiempo corre que es un primor y cuando nos damos cuenta llega la hora de la función. El público ya esta a punto de entrar en la sala. ¡Lozano, a la cama!
Poco a poco y función a función todo el equipo ha ido engrasando el funcionamiento del espectáculo. La última representación ha sido especialmente divertida. Hemos escuchado las opiniones de nuestros maestros y hemos implementado las mejoras y sugerencias para limar los aspectos que podían enmendarse.
El público nos está acompañando en este trayecto y ya en estas últimas funciones conseguimos el lleno total. Gracias. Gracias a los que vienen porque conocen a alguien del equipo y gracias muy especiales a los que vienen porque sí, porque eso de que un muchacho salga en pijama y cantando les despierta la curiosidad. Esto último me comentó una familia que vino al pasado “Cantamañanas” mientras tomábamos un vinito.
¿Ah, no lo sabias? Cuando acaba la función todos los artistas compartimos un vinito con el público en una sala anexa. Es magnífico terminar la función y poder compartir con ellos un rato de conversación y escuchar sus pareceres. Es un momento fantástico para poner el termómetro de como ha ido la cosa y, ¿Por qué no decirlo? Nos regalamos un caramelito para el ego. 😉
A los artistas invitados no podemos más que darles las gracias por venir a cantar conmigo y acceder al juego y la gamberrada del estupendo y cada vez más genial equipo de actores. Gracias a todos los músicos que han pasado por el espectáculo en todas y cada una de las sesiones y mi respeto y admiración por ese grupo de actores que convierten la habitación del Lozano en un camarote de locura.
Hace un tiempo confesé a mis compañeros que quizás habría que “matar” al Cantamañanas. Ingenuo. El Cantamañanas está más vivo que nunca y parece que le queda cuerda para rato. Bueno, tú diras. ¿Te vienes al próximo?
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